EL EXiLiO DE LA PRiMERA PATRiA

        "el que no quiere a su patria  
          no quiere a su madre"                                                                                              
Latinoamérica Calle 13


Nos cuesta mucho comprender la relación madre/hij@,
por eso repetimos, sin tomarle el peso,
frases crueles, ilógicas o contradictorias sobre:

lo mamones o mamas boys que son los niños y las niñas,
que si son llorones cuando está la mamá,
que cuándo van a cortar el cordón umbilical,
que se tiene que hacer independiente,
que tiene que dormir solito,
que por qué no se queda tranquilo,
que tiene que sociabilizar,
que solo quiere estar en brazos,
que está engreído,
que no hay que sobreprotegerlo,
que está malacostumbrado,
que por qué toma tanta teta,
qué hasta cuándo va a tomar teta,
que hay que dejarlo llorar,
que tiene que aprender,
que cuándo va a dejar los pañales,
que está grande ya,

...entre muchas otras, 
para las cuales por supuesto existen respuestas.

Muchas veces, 
soy de las que no responde y se hace la loca 
consiguiendo de alguna manera cambiar el tema.
Otras veces doy la pelea armando todo un debate
alrededor de la frase que me hayan dicho.

En algunas ocasiones 
(esta es clásica y necesito derrocarla) 
asiento con la cabeza falsamente 
como si estuviera aceptando que estoy mal 
y debo cambiar.
En ciertos momentos he lanzado alguna preguntita 
que provoque lo que llamo reflexión empática.

Siempre he querido sentarme 
a responderlas una por una,
y tener las respuestas a la mano 
para cuando se presente la oportunidad; 
fuá !
saco mi manifiesto y lo reparto entre los presentes,
buscamos la frase que esté en discusión
y leemos la respuesta para analizarla y discutirla.

Sí porque si es tan fácil andar repitiendo frases por ahí,
diciéndole a las familias las leyes para criar,
pues entonces que se asuma la responsabilidad de verdad
y hablemos con profundidad.

Ojalá algún día lo logre... 
mientras tanto escribo lo siguiente:

Si ven a una mamá agotada 
y quieren ayudarla de alguna manera,
eviten decirle lo que tiene que hacer, 
escúchenla a ella,
pregunten qué necesita, cómo le va,
cocínenle algo rico, 
denle un masaje, abrácenla,
escúchenla, escúchenla, escúchenla,
pero no quieran ayudarla separándola del bebé.

Mucha gente piensa 
que las mamás necesitan descansar DEL bebé.
Es cierto que una añora el descanso 
pero eso no significa 
que quieras huir del bebé para siempre.
Esa es una de las razones de todos estos consejos 
absurdos 
para que el bebé y la mamá se independicen uno del otro.

(o sea es chévere tener espacios de soledad,
cuando estás confiada que el bebé está bien,
pero ese es otro tema)

qué insistencia en separar a los niños y niñas de sus mamás.
qué insistencia en exiliarlos de su primera patria.

Las mamás fuimos hábitat, 
fuimos la primera patria o matria de nuestros hijos.
Es en la relación de las mamás 
con nuestros ex-habitantes 
que se desarrolla la capacidad de enfrentar la vida
desde y hacia el amor.

Cuál es la prisa por mandarlos al mundo a experimentarlo
sin antes forjarles una fuerte y enraizada base de seguridad?

Si tengo disponible y accesible mi lugar, 
mi origen, mi ritmo de respirar,
mi olor, mi alimento, mi temperatura ideal, 
mi tranquilidad,
mi otro yo que aun no entiendo bien que no soy yo, 
Mi MAMÁ,
voy a sentirme amado, 
importante, valorado, respetado,
y eso me dará la fuerza necesaria 
para enfrentar cualquier experiencia
que emprenda en el resto de mi vida. 

Si siento que merezco atención, 
cuidados, protección, cariños;
sentiré confianza en mí 
y podré compartirme con otros.

Si me siento seguro de mí mismo
podré relacionarme 
de manera honesta con los demás.

Depende grandemente 
de la relación de las habitadas con sus habitantes,
sus futuras relaciones 
y por consiguiente el futuro de la humanidad.

Si los exiliamos, 
andarán en búsquedas incesantes 
de amores y cariños
que de alguna manera sanen
lo que se les negó 
en el tiempo que era justo y necesario;
sus primeros meses y años de vida.
Apartarlos los incapacitará para compartirse 
con seguridad, sinceridad y plenitud.


No tenemos que exiliarlos,
ellos mismos en la medida que lo necesiten 
descubrirán el mundo.

Si queremos un mundo mejor, 
si queremos paz,
tenemos que empezar precisamente por el comienzo;
respetando y defendiendo los primeros años de vida.


Qué podemos hacer?

Alejar de nuestras bocas 
los refranes populares que se repiten sin sentido.
Observar, 
escuchar, sentir a los niños y niñas.
Fluir,
con los ritmos naturales sin imponernos.
Contestar las preguntas, 
siempre con la verdad.
Orientar 
en vez de aconsejar.
Ser humildes,
aceptar los errores, aprender de ellos.

Tratar de vivir en amor.







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